Alza de sueldos complica a gobierno argentino
Negociación salarial hará que inflación se mantenga alta.
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Con la mayoría de las negociaciones salariales colectivas anuales terminadas en Argentina, la mayoría de los sindicados obtuvieron alzas superiores a 30%, y aquellos con incrementos menores podrán reabrir las negociaciones en seis meses. Los grandes aumentos de sueldo complicarán la promesa del gobierno de una desaceleración significativa de la inflación a partir del segundo semestre.
El gobierno fracasó en su intento temprano por poner un techo de 26% a las alzas salariales nominales en el inicio del año. Este techo pretendía hacer bajar la inflación, después de un salto impulsado por la devaluación del peso argentino y el descongelamiento (después de más de una década) de las tarifas eléctricas.
En abril la inflación subió a 40,5%, según el Índice de Precios al Consumidor de la ciudad de Buenos Aires, que es considerado por el gobierno como un indicador confiable en ausencia de una cifra oficial (se espera que las nuevas estadísticas de inflación se divulguen por la agencia de estadísticas en junio).
La inflación cercana a 40% ha fortalecido los reclamos de los sindicatos. Los aumentos tempranos conseguidos por los profesores en febrero (34,6% en la provincia de Buenos Aires y 35,6% en la ciudad de Buenos Aires) introdujeron un referente alto para otras rondas de negociaciones.
El mayor incremento (38%) lo consiguieron los trabajadores del sector de aceite comestible. En la mayoría de los otros sectores, los aumentos estuvieron en el rango de 32% a 35%.
Después de varias paralizaciones, los trabajadores bancarios obtuvieron un alza de 33%, similar a la del sector de salud; los trabajadores del transporte lograron un 32%. Los trabajadores de una serie de sectores (incluyendo retail, plástico y construcción) acordaron avances menores de entre 20% y 25%, pero podrán reabrir las negociaciones en seis meses. Dado que los precios han escalado muy por sobre ese nivel, se espera que los sindicatos pertinentes presionen por mayores alzas en ese momento.
Para el gobierno, los costos sociales y políticos de intentar restringir el crecimiento nominal de los sueldos a 26% ha probado ser muy alto. Pese a que está por debajo del nivel actual de inflación, los aumentos de sueldo por encima de 30% harán que la inflación central se mantenga alta, y complicarán los esfuerzos por reducir la inflación una vez que los efectos de devaluación y el ajuste de tarifas se desvanezcan (proyectamos una inflación de 33% al final del año).